Aseguró que el ser madre le enseñó a amar. Y manifestó también, que ese amor por sus hijas potenció su luchar más para cambiar aspectos de la realidad que viven. Raquel Grassino (42) es mamá de Nicasia (16) y Lucía (17), docente primaria, militante del Partido Obrero y candidata a diputada por el Frente de Izquierda. "Lejos de decir, ahora como soy madre ya no me meto, más me metí, porque hay que intervenir en la realidad para transformarla", afirmó. Luchar contra la corrupción y las redes de trata de personas son sus preocupaciones, por el futuro y la seguridad de sus hijas.
Reconoce que la tarea de madre es "maravillosa", pero dura, y mucha más si debe combinarse con las de un empleo y las de la militancia. "Una no sólo tiene que trabajar y hacerse cargo de las tareas domésticas, que hasta está implícito que nos corresponden en esta sociedad machistas", opinó. También mencionó las desigualdades laborales -como salarios bajos- que sufren las mujeres y, sobre todo, las que tienen hijos a cargo: "las licencias por enfermedad de los chicos o los momentos de lactancia deberían respetarse". También recordó que las madres solteras están desprotegidas jurídicamente. "En algún momento lo fui y llevar adelante reclamos de alimentos es muy duro", recordó.
Se mostró orgullosa de sus hijas: "ellas participan, para la edad que tienen, están muy comprometidas. Son criticas y analíticas de las cuestiones de la mujer". Consideró que todas las mujeres tendrían que tener una participación activa para erradicar la violencia de género en todas sus expresiones. Por último, recalcó en ese contexto que la educación sexual debería ser prioridad.